Mes Misionero Extraordinario | Octubre 2019

“La Iglesia de Cristo en misión en el mundo”
En 2019 se cumplen 100 años de la Carta Apostólica Maximum Illud del Papa Benedicto XV. Para celebrar este aniversario, el Papa Francisco ha convocado el Mes Misionero Extraordinario MME en octubre de 2019.
Despertar la conciencia de la misión ad gentes y retomar con un nuevo impulso la responsabilidad del anuncio del Evangelio son dos rasgos que unen la solicitud pastoral del Papa Benedicto XV en la Maximum Illud y la vitalidad misionera expresada por el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “La salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia” (EG 15).
Cuatro son las dimensiones, señaladas por el Papa, para vivir con más intensidad el camino de preparación y realización del MME de octubre de 2019:
1. El encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia, a través de la Eucaristía, la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria;
2. El testimonio: los santos, los mártires de la misión y los confesores de la fe, expresión de las Iglesias esparcidas por todo el mundo;
3. La formación misionera: escritura, catequesis, espiritualidad y teología;
4. La caridad misionera.
El Papa Francisco, al convocar este MME, indicó que se preparara “especialmente a través de una amplia sensibilización de las Iglesias particulares”.
Por eso se han generado muchas iniciativas en las diócesis españolas. Puedes encontrar algunas de los actos programados en nuestra diócesis de Madrid en:
http://www.misionmadrid.com/index.php/mme2019
Página del MME del Vaticano: http://www.october2019.va/es.html
El perfil del misionero

El Misionero es una persona enamorada del Reino, que ve y gusta la acción de Dios en los pueblos y culturas. Tiene una profunda espiritualidad misionera, es el hombre de las bienaventuranzas.
Se siente enviado, como Jesús lo fue del Padre, realizando el proyecto de Dios en medio de los hombres.
Es una persona de buen corazón, portador de consuelo, reflexivo sobre la realidad a la que va encaminado a trabajar, comunitario, fraternal, capaz de dar el testimonio que el mundo espera.
Es capaz de arriesgarse. Va a donde otros no se animan a ir.
Opta con decisión privilegiando los grupos humanos y lugares más difíciles, donde todavía no ha penetrado el mensaje de Cristo, o ha penetrado en forma insuficiente. No le asusta partir más allá de las fronteras.
Su conciencia misionera es tan amplia como el mundo, está abierto a otras culturas y a renovarse constantemente frente a la novedad y al cambio que las situaciones y la gente exigen.
Tiene como un sentido y un instinto de «éxodo» y de «itinerancia» al estilo de Abraham y del Pueblo de Dios peregrino
Está preparado y entrenado por su formación a trabajar en equipo, con sentido de comunión y de participación.
Tiene también, en vista a su trabajo misionero específico, una preparación cultural adecuada.
Sabe hacer un buen análisis de la realidad, con un profundo sentido humano.
Procede con discreción y humildad, no pretende ser siempre protagonista. Le da a cada uno su propio lugar.
Está dispuesto a caminar y respetar el ritmo de la gente, con mucho sentido de adaptación.
Sabe ser también animador misionero de su propia Iglesia de origen, ayudándola a abrirse a la Iglesia universal.
Es un agente válido para la promoción humana, y su servicio es gratuito.
Descubre con su sensibilidad misionera las necesidades de integrar esta dimensión en todos los aspectos de la vida cristiana y eclesial.
Fuente: El portal del misionero