Enseñar para ayudar | Voluntariado solidario

Artículo publicado por la revista Plácet | Escrito por Alfonso Espinosa
El voluntariado de Cáritas de la Parroquia de Sta. María del Bosque (c/ Manuel Uribe,1) ayuda, desde hace 35 años, a personas necesitadas a través de talleres enfocados al empleo, ofreciendo, a su vez, diferentes servicios a los vecinos, como arreglos de costura o caterings a precios muy competitivos.
Taller de costura del voluntariado de Cáritas en la Parroquia de Santa María del Bosque.
Hace 35 años, poco después de que se levantara la parroquia, cuando en ambos lados de la M-30 había unos chalets abandonados y un asentamiento de gitanos portugueses, Marimi, María Herminia Entrena, junto con otras voluntarias, muchas de las cuales continúan hoy con su labor en el centro, se ofreció al párroco para comenzar con las labores de ayuda, a través de Cáritas.
En principio no había locales y comenzaron ofreciendo una ayuda muy básica y más tradicional, como el ropero o la entrega de alimentos, al que acudían principalmente personas del cercano asentamiento gitano, pero se dieron cuenta de que esa ayuda, ese dar, no era suficiente, no era la forma en que Marimi y sus compañeras entendían la ayuda. “Ese dar por dar era una forma de mantener la situación precaria de las personas necesitadas”. Lo que pretendían era ahondar en el problema y en la estructura que había llevado a esas persona a la situación de necesidad. De esta forma cambiaron totalmente el concepto de Cáritas en la parroquia y comenzaron a ofrecer promoción, enseñanza. Empezaron con una escuela puente, con el apoyo del Ministerio de Educación, incluso ayudaron a muchos a sacarse el carnet de conducir a través del examen de semianalfabetismo, un examen oral a través de símbolos. Además, crearon una escuela en otra parroquia, porque no tenían espacio. De este modo consiguieron que, de alguna forma, estas personas no buscaran solo pedir, sino que entendieran que podían ayudarse a sí mismos.
Dar por dar es una forma de mantener la situación precaria de las personas necesitadas
Este fue el germen de la filosofía que ha desarrollado y mejorado este centro de Cáritas. Ayuda a través de la educación, por supuesto sin abandonar las labores tradicionales de caridad con ropa o alimentos, que en muchos casos son incentivos para que las personas que acuden a ellos se decidan a realizar alguno de los talleres que ofrecen.
Cuando consiguieron contar con los locales de los bajos de la iglesia, que alquilaba la congregación de agustinos, titulares de la parroquia, para eventos, como bodas o comuniones, comenzaron realmente a poner en práctica su filosofía con los talleres, que son la verdadera identidad del centro y de los voluntarios que en él trabajan, cuya labor está enfocada a que, quienes buscan ayuda, puedan encontrar un trabajo, por lo que centran gran parte de su esfuerzo en poder contar con una bolsa de trabajo lo más amplia posible.
A finales de noviembre realizan un mercadillo por el voluntariado con fines solidarios
Con algunas de las alumnas del taller de cocina, Bibi (detrás a la izq.) y Encarnita ( detrás a la dcha.), junto a Marimi (en el centro), fundadoras, junto a otras voluntarias, de este centro de apoyo y enseñanza enfocado al empleo.
En un principio se dieron cuenta de que podían colocar, por ejemplo, a muchas chicas en casas como personal de servicio, pero veían que, en muchos casos, estas chicas no sabían cocinar, planchar o incluso hacer una cama o poner una lavadora. Por lo que comenzaron con talleres para enseñar a estas mujeres, en su mayoría inmigrantes, a enfrentarse, un poco mejor preparadas, al mundo laboral. “Si alguien busca servicio doméstico, no dude en acudir a nosotras. Las chicas están preparadas y cuentan con nuestro respaldo en todos los aspectos”, comenta una de las voluntarias que organiza la bolsa de trabajo.
Actualmente cuentan, además de con la bolsa de trabajo, el ropero, la donación de alimentos y colonias de verano, con talleres de alfabetización, español, plancha, cocina, protocolo (cómo servir una mesa o incluso cómo contestar al teléfono), costura o geriatría. Además, en alguna ocasión, han concedido microcréditos para la compra de, por ejemplo, una máquina de coser o un vehículo de trabajo. También, dentro de sus posibilidades, facilitan a las personas que realizan los cursos, el acudir a los mismos proporcionándoles abonos transporte.